miércoles, 4 de agosto de 2010

Microrrelatos, la escritura jívara

Escritura
Los microrrelatos son el género de moda.
 FOTO: Edgar Rubio
Una de las características que definen la época en que vivimos es la falta de tiempo, la rapidez del día a día. Por ello, en una sociedad vertiginosa no es extraño que triunfe el microrrelato. No es un género nuevo, por mucho que algunos se empeñen dada su actual proliferación. Los haiku orientales o las greguerías bien podrían considerarse cuentos en miniatura y Franz Kafka, Ernest Hemingway o Gabriel García Márquez lo han cultivado. Sí es cierto que es ahora cuando alcanza mayor relevancia y madurez y son múltiples los concursos existentes y las revistas que los publican. También han contribuido las nuevas tecnologías, muchos son los blogs en los que los autores escriben microrrelatos y no sería tan sencillo en textos de mucha mayor extensión.
Ya lo decía Baltasar Gracián, "lo bueno sin breve, dos veces bueno". Y sin ser siempre cierto ni mucho menos, esta máxima debe acompañar al buen microrrelatista. Italo Calvino, en sus Seis propuestas para el próximo milenio también se adelantó a esta moda con sus premisas para mantener viva la Literatura: "ligereza, rapidez, exactitud, visibilidad, multiplicidad y consistencia".
Todo lo pequeño está de moda, pese a Eurovisión. Los cortometrajes cada vez son más respetados y tienen mayor presencia. Máxima intensidad en mínima expresión, sentimientos reconcentrados, economía de palabras y de tiempo, al menos para el lector o el cinéfilo puesto que no siempre es sencillo comprimir lo suficiente una idea para exprimirla en pocas palabras y provocar emociones. No hay una extensión máxima definida aunque la norma es que no supere las 150 palabras. Dada además esta breve extensión hay que contar con la colaboración del lector, que debe interpretar y llenar los vacíos que deja la narración. Algunos llegan a la hiperbrevedad Se vende: Zapatos de bebé sin usar, que Hemingway consideraba de lo mejorcito de su obra.
Por todo ello, tampoco hay que considerar que el microrrelatista es vago y prefiere estos cuentos por falta de capacidad o imaginación y paciencia para acometer una novela. Cierto que hay casos, yo misma confieso que no consigo avanzar en mi tan soñada novela y sí produzco de vez en cuando algún microrrelato medio decente. Pero tampoco es menos cierto que grandes novelistas se confiesan incapaces de cultivar este género y viceversa.
Concisión, una buena apertura, provocar alguna emoción en el lector y exactitud en las palabras escogidas, ya que no hay lugar para errores definen por tanto el género literario de moda.
Y sí, todo esto lo he escrito para hablar de mi libro, como Paco Umbral.

1 comentario:

  1. Un profesor decía que los mejores textos son aquellos que se deshacen de todo lo superfluo. Así, fui acortando cada vez más mis escritos. Luego ya no podía escribir trabajos muy extensos, aún cuando mis ideas parecían muchas, cuando las plasmaba era distinto.


    Luego conocí el microrrelato, y lo amé (aún).



    ¡Saludos!

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